Muchas veces integración e inclusión se utilizan como sinónimos para expresar la incorporación o inserción de personas pertenecientes a un grupo vulnerable en la sociedad. Sin embargo, no son exactamente lo mismo cuando hablamos en aspectos de discapacidad. Repasemos sus diferencias.
¿Qué es la integración?
Integrar implica “hacer que una persona o una cosa se incorpore a algo para formar parte de ello”.
En este sentido, integrar a grupos vulnerables o a personas con discapacidad sólo denota invitar a formar parte de un colectivo, sin ninguna otra especificación.
En la práctica, esto se traduce en que la integración se realiza a un colectivo ya constituido, con las reglas y formas que ya se definieron.
Por esto, la integración involucra la adaptación de las personas con discapacidad al entorno que las invita, y no a la inversa.
Sin embargo, porque existe una voluntad de invitar a participar, la integración es un avance en el camino hacia la inclusión dado que se deja de excluir o segregar a este grupos cuyo trato histórico ha sido la exclusión o segregación.
[Para saber más sobre historia de las personas con discapacidad, te invitamos a leer nuestro artículo “¿Cómo entendemos la discapacidad? Las personas con discapacidad en la historia» 1era Parte y 2da Parte]
¿Y la inclusión?
Por otro lado tenemos la inclusión, que es más que invitar al otro: implica “contener o comprender una cosa a otra”, haciéndola parte constitutiva.
Incluir a personas con discapacidad en la sociedad significa adaptar recíprocamente los mecanismos y las herramientas que permiten a todos y todas disfrutar de la misma manera su vida.
En la empresa, esto quiere decir que las personas con discapacidad requieren de medidas de accesibilidad y ajustes razonables que les permitan realizar su labor tan eficiente y eficazmente como lo haría una persona sin discapacidad.
Eso no es todo. La inclusión también tiene en cuenta que las personas con discapacidad son capaces de realizar cualquier tipo de cargo dentro de una empresa y que su participación plena involucra respetar sus opiniones y darles derecho a voto.
La importancia de la inclusión y la diversidad es, al fin y al cabo, valorar el aporte único y significativo que cada persona realiza al enriquecimiento de una organización.
Por lo tanto, integrar sólo es invitar, pero incluir es aceptar, respetar y comprender.